El informe final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) recogió la versión de los sobrevivientes de la masacre de Putis, en la que fueron ejecutados extrajudicialmente “no menos de 117 personas”. Este informe señaló como responsables de la masacre al oficial “Lalo”, el teniente “Bareta”, el comandante “Oscar” y el capitán “Cuervo”, seudónimos que ni el Ministerio de Defensa ni el alto mando del Ejército quieren revelar hasta ahora.
El comandante general del Ejército, Edwin Donayre, afirmó ayer que el Ejército va a “prestar todo apoyo a la justicia, pero se debe tener en cuenta las circunstancias donde ocurrieron esos crímenes”.Un rondero que colaboraba con el Ejército en 1984 confirmó la participación del teniente “Lalo” y lo describió como “alto, blanco, de pelo negro y lacio”.
A partir de estos testimonios, la Fiscalía Mixta de Huanta, Ayacucho, abrió investigación contra el general EP (r) Adrián Huamán y el comandante EP Edmundo Obregón Valverde, por el delito de homicidio calificado. Como parte de las actividades del Ministerio Público, han comenzado los trabajos de desentierro e identificación de las víctimas.
Carlos Tapia, ex miembro de la CVR, indicó que el Ejército debe responder por estos crímenes, ocurridos en diciembre de 1984, y revelar quiénes estuvieron detrás de estos dramáticos sucesos, en que fueron victimados 124 hombres y mujeres, comuneros de Putis, Cayramayo, Rumichaca, Rodio, Pampahuasi, Vizcatán Pata, Sayhuallamniyocc y Sinhuamachayniyocc.
Entre las víctimas hay 19 niños de uno a 14 años de edad.Añadió que las fosas comunes en el cuartel Los Cabitos en Huamanga, y en la base militar de Putis, en las alturas de Huanta, ponen en evidencia que las violaciones de los derechos humanos respondieron a una estrategia sistematizada y de ninguna manera fueron acciones aisladas de algunos militares.
Al respecto, el ex congresista Javier Diez Canseco consideró este caso como “paradigmático”, porque “no sólo es la fosa más grande encontrada hasta el momento, sino que revela la existencia de una política genocida dirigida a eliminar colectivos humanos en razón a la raza, creencias y ubicación geográfica”.
Recordó que Martin Rivas, jefe del destacamento militar Colina, dijo que en la Escuela de las Américas aprendió que había que responder al terror con más terror. Diez Canseco subrayó que la mayoría los Colina hicieron su sangriento paso por Huamanga, la Casa Rosada, el cuartel Los Cabitos.
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