La exhumación de 60 cadáveres -entre ellos los de 15 niños- hallados en una fosa común en la comunidad ayacuchana de Putis, muestra los horrores que se vivió durante los años de la guerra sucia entre el Ejército y los grupos subversivos y en la que los campesinos fueron las principales víctimas.
Los cadáveres de decenas de comuneros ejecutados, con los cráneos perforados a balazos, y ropas raídas, es el patético cuadro que se ofrecía en el lugar como mudo testimonio de la masacre desatada por los militares con las mismas armas que el Estado puso en sus manos para que defiendan a la ley y a los campesinos.
El Comandante general del Ejército, Edwin Donaire, citado por la prensa extranjera en Huamanga, la capital de Ayacucho, admitió sobre la matanza de Putis que hubo excesos que deben sancionarse, aunque pidió que no se generalice.
Habla el ministro
Al respecto, el ministro de Defensa, Ántero Flores Aráoz, sostuvo que el Ejército está colaborando en todo y prueba de ello es que la inhumación de los cadáveres se realiza en un cuartel militar.
Se informó que hay otras cinco fosas en Putis y otras 14 en zonas aledañas, en Ayacucho que fue la región donde el grupo terrorista Sendero Luminoso inició su sangrienta lucha armada a inicios de la década del 80.
Los campesinos de Putis habían ganado las zonas altas huyendo de Sendero Luminoso, pero los militares los hicieron bajar indicándoles que esa era una zona segura. Después los mataron en masa, por sospechar que colaboraban con los terroristas.
La fiscal Cristina Olazábal, de la 2da. Fiscalía Provincial de Ayacucho, informó que se ha comprobado que entre los muertos había niños de un año y mujeres embarazadas. Una escena terrible.
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